En mi historia trabajando y ayudando a startups me cruce con muchísimos founders que hablaban sobre cómo transitaron su vida laboral y al principio trabajan 22 horas al día y dormían 2 y como eso perjudicaba más de lo que ayudaba al emprendimiento. En este artículo quiero dar mi opinión personal y sesgada por mi experiencia sobre trabajar mucho vs trabajar inteligente a la hora de fundar una startup.
Una startup por definición es una pyme que busca tener un rápido crecimiento en un corto periodo de tiempo. Así mismo, si bien no hay nada tallado en piedra, una empresa de este tipo pasa por distintos estadios bastante marcados
El problema de estos estadios es que cada uno requiere una cantidad de tiempo y manos específicos para que funcionen, especialmente cuando en nuestro emprendimiento no levantamos capital o no tenemos dinero en el banco para contratar un equipo desde el momento cero.
Pensando en la creación del MVP, uno no debería tomarse infinito tiempo para hacerlo. Piensen que cada mes que invertimos en desarrollar nuestro MVP, es un mes más en donde quemamos el 100% de nuestros costos fijos sin tener ninguna certeza que nuestro producto va a funcionar. Para que se den una idea, el MVP de CourseIt, mi startup, lo cree en aproximadamente diez días. Si, no dormí mucho durante esos diez... Hoy, algunos años más tarde, sigo creyendo que haber invertido esos diez días en crear un producto en lugar de dormir o salir con amigos fue la decisión correcta.
No les voy a mentir, el producto era horrible desde un punto de vista visual y técnico, pero cumplía con su función vital y tenía un diferencial bien claro con respecto al resto de los competidores de la región. Eso es lo que buscamos en un MVP, crear el producto más chico posible pero que tenga nuestro diferencial para poder probarlo en el mercado. ¿Podría haber desarrollado ese mismo MVP pero trabajando 8 horas por día? Probablemente si, pero definitivamente no en el tiempo que lo hice y con el foco y dedicación que le puse. El resultado final potencialmente hubiese sido más lindo y escalable a nivel técnico pero hubiese perdido plata y tiempo que eran dos de los recursos más escasos y valiosos en ese entonces.
Esa es la historia de CourseIt, una startup que hoy en día sigue funcionando y ayudando a miles de personas a aprender programación pero las cosas no siempre fueron color de rosas. Antes de CourseIt tuve otro emprendimiento, su nombre era Regalandolo y tardamos casi doce meses en codificar el MVP con un equipo de tres personas trabajando a un ritmo moderado. ¿Adivinen cuantas ventas tuvimos? Cero ventas. Un año entero desarrollando un producto que no vendió absolutamente nada. En retrospectiva si hubiésemos trabajado más duro en lugar de planear tanto para sacar un MVP nos hubiésemos dado cuenta mucho más rápido que el producto tenía un problema base y hubiésemos tenido la chance de pivotear o dejarlo sin perder demasiado tiempo.
Fuera de todo lo dicho anteriormente, creo necesario mencionar que el trabajo duro viene acompañado de varios problemas, por lo que si elegís ir por este camino préstale especial atención a lo que sigue:
Todo lo hablado hasta ahora se enfoca en startups en un estadio super temprano, pero ¿qué pasa cuando ya validamos nuestro producto, encontramos nuestro lugar en el mercado y lo que buscamos es crecer?
Ese es el momento donde queremos cambiar el chip. A la hora de buscar crecer, el trabajo por fuerza bruta falla por todos lados. Lo que buscamos en este momento es generar loops, hacer que nuestros usuarios llamen a más usuarios para usar la plataforma y que estos llamen a más usuarios para usar la plataforma y así sucesivamente. Cómo ya se habrán dado cuenta esto no es una tarea fácil por lo que vamos a necesitar el 100% de nuestra cabeza para hacerlo. Y la única manera (al menos comprobada hasta el día de la fecha) de dar nuestro 100% es durmiendo bien. Ahora si trabajar de forma inteligente destroza a trabajar duro.